Trabajo número 1 (De Sousa María)

Estudiar los distintos modelos éticos y la responsabilidad social de los gerentes en las organizaciones.



De esta imagen partiré, anteriormente la gerencia estaba basada de forma autocrática, es decir se hacía lo que el patrón decía y ya, ahora la gerencias han cambiado y la gente está más tranquila, porque se siente incluida, lo que se busca explicar en esta área es los modelos de ética que toman la área de gerencia, en la imagen se observa una ética proactiva, constructiva, comprometida y basada en virtudes, lo que quiere decir es que el empleado al dar su opinión y su pensar se sentirá agradable produciendo en él una complementación total con la ética de la empresa

Hay empresa mayormente con líderes o personas coach que buscan crear un compromiso interno en cada uno para que así tengan menos trabajo de repetir una y otra vez los mismo valores, si no que las personas ya están buscando su propia equilibrio.

Ahora bien existen distintos tipos de ética que se mencionara a continuación:

Utilitarismo: El utilitarismo es una teoría ética que asume las siguientes tres propuestas: lo que resulta intrínsecamente valioso para los individuos, el mejor estado de las cosas es aquel en el que la suma de lo que resulta valioso es lo más alta posible, y lo que debemos hacer es aquello que consigue el mejor estado de cosas conforme a esto. De este modo, la moralidad de cualquier acción o ley viene definida por su utilidad para los seres sintientes en conjunto. El utilitarismo es a veces resumido como "el máximo bienestar para el máximo número". De este modo el utilitarismo recomienda actuar de modos que produzcan la mayor suma de felicidad posible en conjunto en el mundo.

Existen dos tipos de modelo utilitario:
*Negativo: El utilitarismo negativo cree necesario evitar la mayor cantidad de dolor o daño para el mayor número de personas. Los defensores de esta interpretación del utilitarismo argumentan que ésta propone una fórmula ética más eficaz, pues hay más posibilidades de crear daños que de crear bienestar, y los daños mayores conllevan suicidio a los más grandes bienes. Es lo contrario del utilitarismo positivo. Defienden la producción del mínimo malestar para el máximo número de personas. David Pearce es uno de sus principales representantes. Debido al hedonismo, proveniente del epicureísmo, surgió el utilitarismo cuantitativo.


*Actos, contra norma: La forma tradicional de utilitarismo es la del utilitarismo del acto, que afirma que el mejor acto es el que aporta la máxima utilidad. Una forma alternativa es el utilitarismo de las normas, que afirma que el mejor acto es aquel que forme parte de una norma que sea la que nos proporciona más utilidad. Muchos utilitaristas argumentarían que el utilitarismo no sólo comprende los actos, sino que también los deseos y disposiciones, premios y castigos, reglas e instituciones.



*Modelo de los derechos morales: El modelo de los derechos morales dice que las decisiones deben ser congruentes con los derechos y los privilegios fundamentales (por ejemplo, a la vida, la libertad, la salud y la privacidad).

*Modelo justicia: juzga decisiones y conductas según congruencia con distribución equitativa de beneficios y costos entre individuos y grupos.

Responsabilidad social y grupos de interés: Desde el punto de vista de las organizaciones, la ética tiene que ver con la axiología, o sea con los valores que son reflejados en la cultura empresarial como normas y principios, y que tienen como fin alcanzar una mayor armonía con la sociedad para permitir una mejor adaptación a todos los entornos en pro de respetar los derechos de la sociedad y los valores que ésta comparte. Como parte de estos principios éticos surge la responsabilidad social empresarial que se define como la actitud consciente y responsable de las mismas organizaciones hacia el bienestar común. La OIT (Organización Internacional del Trabajo) la define como el conjunto de acciones que toman las empresas para que sus actividades tengan repercusiones positivas en la sociedad y reafirman los principios y valores por los que se rigen, tanto en procesos internos como externos.

Por lo tanto, la responsabilidad social es una forma de hacer negocios que toma en cuenta efectos sociales, ambientales y económicos de la acción empresarial, integrando en ella el respeto por los valores éticos que inciden en las personas, las comunidades y el medio ambiente.

Finalmente ambos conceptos se resumen en el actuar de las personas, pues una empresa gestiona éticamente cuando los individuos que la crean y que en ella colaboran, lo hacen dentro de sus propios valores y principios de conducta, los cuales son el reflejo de lo que se recibe en las familias, las escuelas y que son acordes al entorno social.

Desde la perspectiva estratégica y de gestión, se hace hincapié en que, para lograr los objetivos de la empresa, las políticas y acciones de RSE deben ser cuidadosamente manejadas e integradas en la estrategia corporativa, con las mismas herramientas de análisis utilizados para las actividades de negocio (Porter y Kramer, 2006). La gestión de los grupos de interés (Freeman y Reed, 1983; Freeman, 1984) implica que el logro de los objetivos empresariales requiere la satisfacción de las expectativas de los diversos interesados en el negocio. De acuerdo con este enfoque, para garantizar la supervivencia de cualquier empresa, la gestión debe ser consciente de tener en cuenta no sólo las expectativas de los accionistas, sino también las del resto de grupos de interés.

La Responsabilidad Social Empresarial tiene una dimensión política en la medida en que, siguiendo a Mintzberg (1983) -quien hizo hincapié en que, particularmente por lo que se refiere a las grandes empresas-, las decisiones empresariales tienen inevitables implicaciones políticas. Levitt (1958 y 1968), sin embargo, sostiene que las empresas no tienen ni la legitimidad ni la capacidad para resolver los problemas sociales que son responsabilidad exclusiva de los gobiernos. No obstante, entre los argumentos a favor de la responsabilidad social, hay algunos de carácter político. Por ejemplo, un argumento liberal que sostiene que un comportamiento voluntariamente responsable puede evitar una excesiva intervención estatal en la economía (Lozano, 1999, p. 86). Incluso la metáfora de la “ciudadanía corporativa”, utilizada para poner de relieve cómo las empresas, como cualquier buen ciudadano, debe actuar de acuerdo al bien de la sociedad (Matten et al., 2003; Moon et al., 2005) es una argumentación típicamente política.

También el valor ético de la responsabilidad social es ampliamente reconocido. De acuerdo con esta perspectiva, la responsabilidad social de las empresas se basa en la existencia de valores y principios éticos, que cada persona y cada empresa están obligados a respetar. Las empresas deben actuar con responsabilidad porque es lo correcto, de acuerdo a un juicio ético, y no porque ese comportamiento ayude a conseguir, directa o indirectamente, otros fines. Las teorías éticas identificadas como criterios normativos son numerosas: Freeman y Evan (1990 y 1993) y Bowie (1991) proponen un enfoque kantiano aplicado a la teoría de los grupos de interés; Robins y Trisoglio (1995) y Wheeler et. al. (2003) proponen como principio ético de referencia, la orientación hacia un desarrollo que sea sostenible en términos humanos y medioambientales; Argandoña (1998) sugiere el uso del concepto de bien común; Freeman y Phillips (2003) desarrollan un enfoque que se basa explícitamente en la ética libertaria.

Se entiende que la participación de los grupos de interés hace referencia a “las prácticas que una organización realiza para hacer participar a los grupos de interés de una manera positiva en las actividades de dicha organización” (Greenwood, 2007, p. 318). Esta participación de los grupos de interés ha sido planteada, a nivel internacional, en algunas propuestas de manuales operativos (Accountability, the United Nations Environment Programme, and Stakeholder Research Associates, 2005; International Finance Corporation, 2007) y, en particular, con referencia a los procesos de contabilidad social y presentación de informes (Accountability, 2008). Para esbozar el modo en que estas prácticas deben aplicarse de manera efectiva y cuál es su coherencia con la idea de responsabilidad social, desarrollada en la sección anterior, se adopta como esquema de análisis el modelo de Deegan y Unermann (2006, pp. 311-313), referido al proceso de información social y medioambiental. Este modelo distingue las siguientes cuatro cuestiones: por qué, quién, para qué y cómo. Se entiende que este modelo, diseñado para un tipo particular de participación, puede ser útil para explicar la lógica subyacente a un proceso general de participación de los grupos de interés en la empresa. La primera cuestión (por qué) nos permitirá entender las razones de la participación, la segunda cuestión (quién) se refiere a las personas involucradas; la tercera cuestión (para qué) identifica el contenido de la participación, y la última cuestión (cómo) muestra las posibles formas del proceso. Un análisis combinado de las cuatro cuestiones ofrece una mejor comprensión de la lógica en la que debe basarse un proceso de participación.

María de Sousa B.

6 comentarios:

  1. Excelente redacción del informe, muy completo.

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  2. sumamente interesante el tema, expresa muy claramente la evolución y la inclusión de los valores éticos dentro de las organizaciones y la relevancia que estos han adquirido.

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  3. La cultura y la responsabilidad social son dos fenómenos que componen la realidad sociocultural
    de las organizaciones, pues integran el enfoque estratégico que la organización estime a bien llevar
    a cabo.

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  4. Importante ya que explica la evolución de la ética hoy en día, y los valores conjuntos. buen trabajo.

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  5. me parece muy interesante e importante la manera en que desarrollaron la investigación ya que han plasmado de manera amplia y precisa la ética en todos sus aspecto ya sea de manera social hasta el ámbito empresarial y laboral.

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